Se dice que una persona es altruista cuando es generosa y le gusta ayudar a los demás. Así, un comportamiento altruista es aquel que no es egoísta. Mientras el egoísmo expresa el beneficio propio, el altruismo pone de manifiesto la satisfacción de los demás por encima del interés personal.
Desde la psicología y la filosofía se ha planteado la siguiente pregunta: ¿es el ser humano egoísta o altruista por naturaleza? Las respuestas son muy variadas y se podría hablar de tres grandes tendencias:
1) la condición humana es esencialmente egoísta porque todo ser vivo parte de un principio general, la propia supervivencia, por lo que la autosatisfacción es una característica natural de todo individuo (en esta línea hay autores que hablan del gen egoísta),
2) el hombre es una animal social y la idea de vida en comunidad implica la cooperación mutua, lo cual es una forma de altruismo y
3) somos altruistas y egoístas al mismo tiempo y ambos conceptos están estrechamente unidos (por ejemplo, si una persona ayuda a otra puede sentirse orgullosa de su comportamiento y, en consecuencia, su acción de ayudar le aporta un beneficio interior, que viene a ser una forma positiva de egoísmo).
